Los eventos de la celebración del 200 aniversario de la declaración de la Indepencia Nacional, comenzaron el día jueves 7 por la mañana, con una ofrenda de coronas de flores colocadas a los piés de la estatua del General San Martin, en la Plaza homónima de esta ciudad de San Pablo.
Del evento participaron funcionarios municipales y estaduales, oficiales militares brasileños, cuerpo diplomático, periodistas y comunidad argentina.
Durante el homenaje se interpretaron los himnos del Brasil y de la Argentina . Asimismo se izaron al toque de un clarín las banderas de la Argentina, del Brasil y del Estado de San Pablo.
A partir de las 19:00 horas de ese mismo día y hasta medianoche, en el "Museu da Casa Brasileira" (MCB) en San Pablo, fue celebrado el evento central de nuestro festejo por el Bicentenario de la Independencia argentina.
Del mismo se contó con la participación de más de 400 invitados entre funcionarios gubernamentales, empresarios, traders de turismo, cuerpo diplomático, artistas, periodistas y comunidad argentina en San Pablo,
El espectáculo artístico principal consistió en un show interpretado por la banda argentina de tango "Malevaje", compuesta por seis músicos, tres parejas de bailarines de tango y un cantor, quienes interpretaron músicas y danzas del folclore argentino y tangos tradicionales.
Por último y a título de conclusión de los festejos, el sábado 09 de julio, el Jockey Club de San Pablo organizó una carrera especial de caballos denominada "Premio Bicentenario de la Independencia de la República Argentina" en el tradicional Hipódromo paulista.
A continuación, se transcriben los discursos pronunciados por el Cónsul General, Diego Malpede
Plaza san Martín, 07/07/2016
Señoras y Señores, Embajador Debora Barenboim Salej, Major Ronaldo Miguel Vieira, 1er. Teniente Fernando de Medeiros Vasconcelos, colegas Cónsules en San Pablo, compatriotas, señoras y señores:
Buenos días, quiero saludarlos en nombre de todos los miembros del Consulado General y Centro de Promoción Comercial de la República Argentina en San Pablo.
Estamos hoy aquí en esta querida Plaza San Martín en San Pablo para celebrar un evento muy importante para los argentinos, los doscientos años de la declaración de la Independencia, allá en el Norte argentino, en San Miguel de Tucumán un 9 de julio de 1816.
No eran pocas las dificultades que atravesaba el nuevo país en formación, habían pasado seis años ya desde aquel 25 de mayo de 1810, donde los criollos manifestaron su voluntad de independizarse de España deshaciéndose del Virrey y de los funcionarios de la Corona. Sin embargo, desde entonces no había resultado posible proclamar la independencia nacional, estableciendo una verdadera Constitución Nacional que instaurara un sistema propio de gobierno, delimitara un territorio nacional y un marco institucional adecuado para la creación de una nueva nación.
Desde la formación de la Primera Junta de gobierno, las Provincias Unidas del Río de la Plata, venían desgastándose en una prolongada guerra por la independencia que presentaba un panorama incierto, a la férrea resistencia de las tropas de la Corona española, se le sumaban las dificultades económicas que debían que afrontar además de las propias complicaciones internas respecto de cómo organizar el país, que derivaban en frecuentes cambios de mando, puja de intereses y hasta confrontaciones armadas.
Inspirado por la efervescencia revolucionaria, dos años después de la formación de la Primera Junta, retornaba al suelo patrio a ponerse a disposición de la causa, uno de los héroes máximos de la independencia nacional, Don José de San Martín.
Habiendo alcanzado el rango de Teniente Coronel en el regimiento de Murcia, condecorado y gozando de un gran prestigio por su actuación destacada en combates al Norte de África, en España y en la guerra contra las fuerzas napoleónicas, San Martín decide, sin embargo, pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana.
De formación militar, San Martín sin embargo había tomado contacto en Europa con los círculos de intelectuales liberales, que alentaban las causas de emancipación americanas. Al llegar a Buenos Aires, logró conservar su grado militar de Teniente Coronel, cuando se le encomendó la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná; allí nació el prestigioso regimiento de Granaderos a Caballo.
Durante esos años, fueron varios los intentos sin resultado para formar una Asamblea Constituyente, como antecedente, el más relevante fue en el año 1813 donde a pesar de no haber alcanzado el objetivo de redactar una Constitución, se avanzó en temas de suma importancia, como la abolición de la esclavitud, la adopción de un Escudo y un Himno Nacional, la eliminación los títulos de nobleza y se acuñó por primera vez una moneda nacional.
Por aquella época San Miguel de Tucumán era una ciudad pequeña, la decisión de formar allí un Congreso se debió seguramente por su posición geográfica, pero sin duda también fue un desafío político a España que amenazaba con sus tropas desde el norte.
Ignacio Álvarez Thomas, en ese momento Director interino, despachó mensajes a todas las provincias convidándolas a elegir diputados para ser representadas en un Congreso general que realizaría en Tucumán.
Finalmente luego sortear de años de complicaciones, el día 24 de marzo de 1816, fue inaugurado el Congreso en Tucumán y los diputados presentes ese día juraron defender la religión católica y la integridad territorial de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Todas las provincias enviaron sus representantes, excepto las de la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe, por estar en guerra contra el Directorio y las provincias del Alto Perú las cuales se encontraban bajo domino del ejército realista.
Atravesado por discusiones, diferencias y presiones de todo tipo y por los intereses cruzados entre locales, españoles, británicos y portugueses, el día 9 de julio se consiguió aprobar el temario del Congreso. Ese mismo día se resolvió considerar como primer punto a tratar “La libertad e independencia de las Provincias Unidas”, aprobada la moción, los diputados entonces no demoraron en ponerse de pie y proclamar “La independencia de las Provincias Unidas de América del Sur, de la dominación de los reyes de España y de su metrópoli.”
Sin embargo el texto del acta, habría de modificarse unos días después, el 19 de julio, por pedido del representante de Buenos Aires, Pedro Medrano, incorporando “[...de los reyes de España de su metrópoli.] y de toda otra nación extranjera” alejando de ese modo los rumores sobre la posible anexión por parte de cualquier otra nación o potencia extranjera.
Para difundir la noticia de la declaración de la Independencia Nacional, el Congreso mandó a imprimir 3000 copias del acta, 1500 de ellas fueron hechas en español, 1000 en idioma quechua y 500 en aymara. Lo cual nos da una perspectiva de la compleja composición de la sociedad de la época y de las dificultades que debieron atravesar los protagonistas para conseguir llegar a un acuerdo y así también de la tolerancia y reconocimiento a las diferentes corrientes étnicas y comunidades originarias presentes en ese momento.
El Congreso contó con 32 diputados, de los cuales 29 firmaron el acta de Independencia, diecisiete de ellos eran abogados y había también trece sacerdotes, el Congreso sesionó en Tucumán hasta el día 4 de febrero de 1817, donde debió ser trasladado hacia Buenos Aires, donde continuó sesionando, debido al avance de las tropas realistas que provenía desde el norte.
Inmediatamente después de la proclamación de la Independencia, a los pocos días, el nuevo Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón se entrevistaba en Córdoba con el General San Martín para discutir el plan continental y el cruce de los Andes, San Martín uno de los más vehementes impulsores de la proclamación de la independencia, sabía positivamente que mientras existiera la amenaza militar realista, el Acta de la Independencia, era una condición necesaria pero no suficiente para la consolidación de la nueva nación.
La conmemoración de la Independencia es una fiesta y una idea aspiracional, ser independiente como ciudadanos, como comunidad y como nación. La independencia es también el nombre de la Libertad. El lema de las primeras monedas acuñadas fue "En Unión y en Libertad", es un vínculo que esos padres y madres de la Patria se proponían en 1816 y que también siguen representando los desafíos actuales.
Y ahora tenemos la oportunidad de diseñar juntos con orgullo el tercer siglo de los argentinos. Hay un conjunto de desafíos por delante en tiempos que viviremos nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos. A la noche en la recepción que ofreceremos en el Museo de la Casa Brasilera me referiré con más detalle a este reto y a la importancia central de la asociación estratégica entre Argentina y Brasil. El presente y el futuro nos convocan a gobiernos y ciudadanos comprometidos a continuar la tarea iniciada en 1816. Otros contenidos y otras exigencias pero el mismo ideal de afianzar y ensanchar nuestra independencia. Ese mismo espíritu que imaginó el futuro.
Museu da Casa Brasileira 07/07/2016
Sra. Embajadora Débora Barenboim-Salej, Señores Cónsules acreditados en San Pablo, Autoridades Paulistas, compatriotas y amigos, señoras y señores:
Quisiera darles la bienvenida y saludarlos en nombre del Gobierno argentino y de todos los miembros del Consulado General y Centro de Promoción Comercial de la República Argentina en San Pablo. Muchas gracias a todos por venir a este hermoso Museo da Casa Brasileira. También les quiero manifestar los saludos del Embajador de Argentina en Brasil, Carlos Magariños, quien hubiese querido estar aquí presente pero se encuentra actualmente en misión en Europa, con gestiones relacionadas con las negociaciones Mercosur – Unión Europea.
Quiero agasajar especialmente a la numerosa comunidad argentina, que desarrolla las más variadas, productivas y creativas vidas profesionales y comunitarias en esta querida ciudad de San Pablo, el mayor centro económico, industrial y cultural de Brasil y de la región.
Quiero agradecer también especialmente a todo el personal del Consulado argentino en San Pablo y sus familias por su constante vocación de servicio, solvencia profesional y por la alegría del trabajo compartido.
Es un privilegio profesional dirigirles la palabra en este festejo tan importante para los argentinos, los doscientos años de la declaración de la Independencia, allá en el Norte argentino, en San Miguel de Tucumán, un 9 de julio de 1816. Cómo ustedes sabrán lo habitual es festejar como Día Nacional el 25 de mayo de 1810, el día de la formación del primer gobierno patrio, en la ciudad de Buenos Aires.
La independencia declarada en el Congreso de Tucumán es en cambio un hito de las Provincias Unidas que da origen a la Nación, es una celebración federal. Con las guerras de la independencia allí cerca y con tropas coloniales ocupando Chile y Perú, el proceso fue difícil y lleno de dificultades. Eran hombres con una sensibilidad ilustrada, inspirada en los ideales de libertad, fraternidad, igualdad y de la Razón, las guías para poder ordenar a la sociedad para alcanzar la independencia y la felicidad.
El nacimiento de una Nación es un hecho maravilloso, introduce en el mundo la posibilidad de establecer políticas en pos de devenir individuos libres y diferentes, pero juntos, en una sociedad común. La independencia es también el nombre de la Libertad. El lema de las primeras monedas acuñadas fue "En Unión y en Libertad", es un vínculo que esos padres y madres de nuestra Patria se proponían en 1816 y sigue siendo un desafío hoy.
Todo estaba por hacerse y los protagonistas sabían perfectamente los enormes esfuerzos que tendrían que realizar para salir de un pasado colonial y devenir una nación republicana, educada y civilizada. Sabían que era necesario establecer un gobierno propio, establecer límites, comerciar libremente y sumarse a un mundo que se iba conformando en estados nacionales; todo ello hizo de esos hombres unos visionarios que superando diferencias lucharon y defendieron esa autonomía. Este es un momento para reflexionar hoy y aquí sobre esa grandeza y agradecer a esos nobles antepasados.
A las luchas de la independencia sucedería un período de guerras civiles, la Constitución Nacional en 1853, seguida de otro largo proceso de conflictos y consolidación territorial, política y económica del estado argentino. Entrado el siglo XX, en el primer centenario de la Independencia, había cambiado el país y el mundo. Un país joven y moderno, con una generación brillante de intelectuales y estadistas y con el arma de la educación había llevado al país a ser una potencia agro exportadora y una de las naciones más avanzadas.
La Argentina se modificaba para siempre con la llegada de una inmigración sin precedentes, gente que venía de todas partes del mundo en busca de un futuro, con una reforma electoral con voto secreto y obligatorio y con una Europa sumida en una guerra terrible para toda la humanidad y que se prolongaría con un breve intervalo hasta 1945.
No quiero explayarme mucho en la historia argentina de los últimos cincuenta sesenta años ya que las memorias son más frescas y son parte de nuestras vidas. Ellas reflejan una mezcla de progresos, períodos de ascenso y de inserción internacional seguidos de oscuros períodos de enfrentamientos, violencia y dolorosas dictaduras militares. La democracia recuperada en 1983 permitió abrigar esperanzas pero las fracturas profundas de la sociedad entre república, modernidad e integración con el mundo convivieron con la tradición militar, populista, de democracia delegativa y de aislamiento internacional.
Sucesivas malas políticas, ascensos y descensos económicos y notorios errores de las elites y de la clase política se dieron conjuntamente con éxitos y avances relativos en los más diversos campos económicos, tecnológicos y culturales.
Ha pasado otro siglo, ha habido nuevos y extraordinarios cambio pero los grandes desafíos del desarrollo, del progreso, de la libertad y de la integración siguen vigentes. La independencia hoy significa eliminar la pobreza, trabajar por la paz, por la igualdad social, por la justicia y los derechos humanos, por la educación, por proteger el ambiente y el planeta, por eliminar la corrupción y el narcotráfico y por lograr la unión de todos los argentinos. Todo esto no es otra cosa que completar la tarea de esos hombres y mujeres que iniciaron la maravillosa aventura de nuestra independencia.
Estimados amigos, nos hace felices compartir ahora esta celebración con el gobierno y el pueblo de Brasil, nuestro gran socio y vecino. Estamos ambos países en transiciones políticas parecidas y con problemas económicos similares en donde el retroceso y la mejoría en cada economía están ligados. Ambos países hemos perdido en los últimos cuatro años el desempeño económico de la década anterior por factores internacionales e internos. Es tranquilizador y algo noble saber que los países también son como los amigos en la vida, que estamos cerca en los buenos y en los malos momentos y que ambos debemos salir juntos de las situaciones de crisis.
El próximo 29 de julio vamos a cumplir los 25 años de la creación del Mercosur y los treinta años de la suscripción del "Acta para la Integración Argentina-Brasileña", por parte de los Presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, acuerdos que cambiaron la percepción mutua, desarticularon las hipotesis de conflictos y construyeron una confianza esencial para la integración. Estos acuerdos, junto con el Acuerdo de Cooperación Nuclear de 1980 y la creación en 1991 de la Agencia Binacional de Control de Materiales Nucleares “ABACC”, fueron clave para la integración y son un ejemplo en el mundo.
En materia de integración económica, el incremento del flujo comercial entre los países ha sido significativo, así como también la especialización industrial intrazona, siendo el sector automotriz un caso paradigmático. Este acuerdo acaba de ser renovado. Por otra parte, si bien ha habido grandes progresos en el Mercosur, aún existe camino por recorrer para revisar lo que hicimos mal y dar cumplimiento completo a algunos de los compromisos originales, como la creación de un mercado común. Creemos que el Mercosur puede abrirse a negociaciones con los diversos bloques comerciales, comenzando por finalizar con éxito la del Acuerdo con la Unión Europea y luego continuar con el pujante grupo de países vecinos miembros de la Alianza del Pacífico. Argentina y Brasil deben integrarse a la Globalización por medio del Mercosur.
Ambos países debemos retomar el crecimiento y desarrollarnos. Para ello contamos con un gran capital: la agroindustria, la ciencia y la tecnología, la energía, la infraestructura, los recursos naturales, una gran cultura y por sobre todo sociedades democráticas, abiertas y dinámicas, con integración creciente y sin problemas religiosos ni de terrorismo.
Brindo entonces por el reencuentro y la unión entre los argentinos y por la amistad e integración de Argentina y Brasil. Brindo por el Bicentenario de nuestra independencia y para que recuperemos esa grandeza y ese esplendor perdidos, con racionalidad, honestidad y ambición. El mañana nos une.
Muchisimas gracias. A vuestra salud.